jueves, 28 de abril de 2011

Minicaso Empresarial: Maquinas Imaginarias S.L.

Para que veamos un caso real del panorama del país, en una empresa que tenía futuro, y que ha cerrado por un cúmulo de incoherencias del sistema.

Se trata de una empresa, con largos años de experiencia en la fabricación de maquinaria para la industria manufacturera, con tecnología propia, su departamento de I+D, y diversas patentes que protegen su propiedad intelectual.

Más del 75% de su facturación dedicada a la exportación, a la UE, y a Asia.

Durante los años 2007-2008 sufre grandes dificultades de mercado por la falta de inversión de las empresas,  y se ve obligada a prescindir del 50% de su plantilla, unos 50 trabajadores. Esta reestructuración supone un impacto financiero importantísimo para la sociedad. Para el pago de las indemnizaciones, la empresa debe suscribir un préstamo bancario que irá amortizando con los años, pero que consume gran parte de su capacidad de endeudamiento.

A finales del 2008 y durante el 2009 las cosas no mejoran, y la empresa sigue en pérdidas, que son cubiertas parcialmente por sus accionistas.

A principios del 2010 las cosas empiezan a funcionar otra vez en algunos de los países donde se ubican sus principales clientes, y reciben un pedido muy importante que daría viabilidad a la empresa, por lo menos a corto plazo.

Pese al pedido, se enfrentan con dos problemas:

- por un lado laboral, pues hay una parte del pedido que debe entregarse con unos periodos muy ajustados, que implica hacer un esfuerzo importante en cuanto a horas extras, y turnos de trabajo. Tras mucha negociación con los trabajadores, este tema parece que se ha solucionado, con importantes contrapartidas.

- por otro lado financiero, pues la sociedad prácticamente ha agotado su capacidad de endeudamiento. La empresa necesita financiar su circulante, para poder pagar la fabricación de la maquinaria, y el coste del montaje de la misma en el extranjero. Los bancos a los que tiene acceso la empresa deniegan la operación.

Los gestores, desesperados, recurren a la Administración para ver si pueden obtener algún préstamo blando, dado el carácter de empresa innovadora, que tiene una importante propiedad intelectual. Después de diversas reuniones, comunican a la empresa que no cumplen con los requisitos.

Resultado final: no se puede servir el pedido, era demasiado grande!! La empresa cierra, y despide al 50% restante de los trabajadores. Desconozco como han hecho los socios para pagar las indemnizaciones. Hoy fuera de la nave de la empresa se puede ver colgado este cartel:



Es un caso real, concreto, y por supuesto, no se puede generalizar. Además, en este tipo de procesos hay un gran número de factores que inciden. Pero, los casos  están para hacernos reflexionar…… a mí se me ocurre……..

- ¿qué sería de la empresa si hubiera tenido que pagar unas indemnizaciones menores?

- ¿la organización del trabajo es suficientemente flexible para que podamos ser competitivos en un mundo totalmente globalizado?

- ¿qué sucede con la financiación de las pequeñas y medianas empresas? ¿a dónde va a parar el dinero que se ha puesto en el sistema financiero (a tapar agujeros claro…)?

- ¿por qué los políticos se llenan la boca de que las empresas deben hacer I+D, e innovación, y no dan apoyo a las empresas con futuro (y si se lo dan a las Cajas, que deberían estar la mayoría cerradas….)?

-¿Quién es el guapo que convence a los socios de esa empresa, arruinados, para que monten otra empresa nueva? Igual te dicen que sí, pero en China, India, Turquía, Alemania,…..

¿….. Más preguntas….?

La globalización ha llegado, y está aquí para quedarse. Ha traído con ella a su amiga la competitividad, y a la parienta de esta la productividad. Tenemos que espabilarnos todos, empresarios y trabajadores, y exigir al gobierno que ponga a los bancos al servicio de las empresas, y del crecimiento económico; y no al servicio de la especulación!!

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